En enero de 1943, Franklin D. Roosevelt y Churchill se reunieron en Casablanca y establecieron los objetivos bélicos de los Aliados: controlar las rutas marítimas del Atlántico y las aéreas sobre Europa occidental y central, reforzar los bombardeos sobre Alemania, detener el avance del Frente del Este y terminar con el imperialismo japonés. Sorprendentemente, poco más de un año después, estos ambiciosos proyectos se habían consumado.
La historia de la Segunda Guerra Mundial se ha narrado, a menudo, como una gran novela, como si hubiera sido librada por superhombres o determinada por el destino.
Ingenieros de ...