A pesar de los siglos transcurridos desde que Teresa de Jesús vivió entre nosotros (1515-1582), su vida, su quehacer, y más aún su pensamiento, siguen siendo de permanente actualidad, como lo reconoció Pablo VI al proclamarla Doctora de la Iglesia (1970), recogiendo el clamor popular y el sentir de los estudiosos de la espiritualidad. Y nada mejor para comprobarlo que acercarse a sus escritos, en los que todavía late su espíritu y se adivina su presencia y, lo que es más, se percibe palpable y caliente aún su relación con Dios, el Señor a quien consagra su vida y con el que entabla un diálogo permanente a trav ...